Movimiento Body positive

¿ El movimiento Body Positive “blanquea” la obesidad?

 

Voy a abrir un melón.

Un tema que trae mucha controversia.

Hace poco se generó una polémica a raíz de un vídeo que se hizo viral, y las redes se incendiaron de comentarios a favor y en contra del movimiento “Body Positive”.

Veo que se tergiversan muchos aspectos, y que otros se entienden mal.

Se manipulan y se simplifican en exceso conceptos y datos sobre el tema.

Mucha gente habla y opina sin tener mucha idea (cosa que nos pasa a todos en mayor o menor medida. Muchas veces opinamos desde el desconocimiento.)

Como psicóloga, y desde mi experiencia en el tratamiento de TCAs (trastornos de la conducta alimentaria) este es un tema que me toca de cerca.

También porque uno de los temas que más trabajo es el tema de la aceptación y la relación saludable con uno mismo, y también me interesa mucho la nutrición y la promoción de la salud en general.

Me sorprende en esta polémica lo que veo en redes en ambos bandos, y lo mal que se entienden y se transmiten muchos de los conceptos ligados a él. Por eso he decidido escribir este artículo.

Peeero, empecemos por lo primero:

¿Qué es el movimiento “Body Positive”?

El movimiento Body Positive, es una tendencia social que defiende la aceptación y aprecio de todas las formas y tamaños del cuerpo humano, combatiendo las representaciones negativas y los estereotipos corporales. 

Su objetivo principal es promover la aceptación de uno mismo y de los demás, así como la salud mental y física en todas las formas y tamaños de cuerpo.

Este movimiento desafía los estereotipos de belleza y los prejuicios, fomentando el respeto y la belleza de todo tipo de cuerpos, más allá de los cánones preestablecidos.

… peero ¿eso sería “normalizar” la obesidad? ¿puede hacer que deje de verse como un problema de salud o incluso promoverla como un nuevo cánon estético?

… vamos a responder a eso en este artículo.

¿Qué es el activismo anti-gordofobia?

 

Uno de los aspectos que más se combaten desde estos movimientos, es lo que se denomina socialmente “gordofobia”. 

La gordofobia no tiene que ver con una fobia tal y como la entendemos en psicología, sino que se refiere a la discriminación, el prejuicio, la estigmatización o el trato injusto hacia las personas con sobrepeso u obesas por el hecho de serlo.

 

La gordofobia puede manifestarse de muchas formas, desde comentarios prejuiciosos, hasta formas más evidentes de discriminación o faltas de respeto directas. Estas actitudes pueden tener un impacto negativo en la salud mental y la calidad de vida de las personas afectadas.

 

Es importante señalar que la gordofobia no es algo que se dé a nivel individual, es parte de un problema social más amplio relacionado con prejuicios sociales y estereotipos de belleza y salud. 

Estos estándares y estereotipos a menudo promueven una visión limitada y poco realista del cuerpo humano, y pueden contribuir a la discriminación y el estigma hacia aquellos que no se ajustan a estos estándares. Bien sea por su talla, por su fisionomía, por su edad… etc. 

 

Vivimos en una cultura en la que se venera la belleza física y la juventud, y se desprecia todo lo que no es bello y joven.  

El valor y el atractivo real de las personas poco tiene que ver con sus características físicas y con su edad: y esto es lo que hemos de tener en cuenta. 

Pero.. ¿Qué es gordofobia y qué no..?

La distinción entre actitudes gordofóbicas y actitudes que no lo son puede ser sutil, y a veces puede depender del contexto. Se suele señalar en distintos ámbitos como:

  1. Medios de comunicación y publicidad: Las representaciones de personas con sobrepeso y obesidad en los medios de comunicación y en la publicidad a menudo son estereotipadas y despectivas. Por ejemplo, las personas con sobrepeso pueden ser representadas como perezosas, desorganizadas, sin autocontrol o como objetos de burla. Esto contribuye a perpetuar los estereotipos negativos y la discriminación.

  2. Discriminación laboral: Las personas con sobrepeso y obesidad a menudo enfrentan discriminación en el lugar de trabajo. Esto puede manifestarse en la contratación, donde las personas con sobrepeso son a menudo menos propensas a ser contratadas a pesar de estar cualificadas, y en la promoción, donde pueden ser pasadas por alto para puestos de liderazgo debido a los estereotipos sobre su capacidad de trabajo.

  3. Comentarios y actitudes personales: Los comentarios y actitudes negativas hacia el peso pueden ser comunes en las interacciones cotidianas. Esto puede incluir bromas o comentarios despectivos sobre el peso de una persona, o dar consejos no solicitados sobre la pérdida de peso. También puede incluir actitudes de rechazo o aversión hacia las personas con sobrepeso o con obesidad.

  4. Atención sanitaria: La gordofobia también puede estar presente en la atención sanitaria, donde los profesionales de la salud pueden ignorar, minimizar o atribuir automáticamente los problemas de salud de una persona a su peso, en lugar de investigar y tratar la causa subyacente. Las personas con sobrepeso y obesidad a menudo informan que se sienten juzgadas o maltratadas en el ámbito sanitario.

No obstante, también es importante recordar que preocuparse por la salud de un ser querido no es gordofobia, lo importante es cómo se exprese esa preocupación.  Que por motivos médicos no puedan operar a alguien con sobrepeso no es gordofobia, y que algún influencer con sobrepeso documente su plan de entrenamiento y ejercicio para ponerse en forma y quiera cambiar su cuerpo y verse mejor, no es gordófobo.

Criticar el cuerpo ajeno, y dar consejos no solicitados sí es gordofobo.

Esto no es una “guerra” entre gente con sobrepeso y los normopeso. Quien lo plantea así lo está entendiendo mal.

Live and let live.

La lucha anti-gordofobia no va de odiar y enfrentarse, no va de defenderse atacando, al contrario: va de fomentar el respeto y liberarnos de prejuicios.

Hay situaciones incómodas que puede vivir una persona por su corporalidad no normativa que no necesariamente son “gordofobia”… y les sucede tanto a las personas muy corpulentas, como a las muy altas, o muy bajitas, etc. Todo depende del contexto.

El límite se cruza cuando existe una actitud de avergonzar, culpar, ridiculizar, o discriminar a las personas basándose en su cuerpo, y se prejuzgan determinadas cosas de la persona simplemente por su apariencia, sin conocimiento real.

Es un tema de actitud y de prejuicios que están muy instaurados en nuestra sociedad.

 

Es socialmente positivo promover el respeto, la empatía, la inclusión, y la aceptación del otro. Entendiendo la aceptación como lo opuesto a prejuzgar, etiquetar, ofender o discriminar basándonos en un aspecto concreto de la otra persona y sin conocerla.

 

Personalmente, creo que todos los seres humanos tenemos derecho a ser respetados, mientras nosotros también respetemos al otro. 

Todos tenemos prejuicios, todos estamos condicionados por nuestro sistema de creencias, entorno sociocultural, etc.  Es inevitable.

Pero siempre podemos ser conscientes de ello y  trabajar nuestro pensamiento crítico y flexibilidad psicológica: cuestionarnos etiquetas y creencias, procurar que no limiten nuestra visión, identificar sesgos, sobre todo si estos perjudican a otras personas.

 

Educar en el respeto y la empatía es algo que hace a una sociedad mejor.

 

Pero respetar a una persona que padece un problema, no implica normalizar o negar el problema.

Que algo sea habitual en nuestra sociedad, como la obesidad o el beber alcohol, no quiere decir que sea deseable o bueno. La obesidad es un problema de salud pública actualmente.

Una cosa es la persona y otra es el problema.

En terapia breve decimos: “la persona no es el problema, el problema es el problema.”

Aquí el otro gran debate: 

¿Todas las personas con sobrepeso tienen un problema de salud?

Para responder a esto hay que hablar sobre qué entendemos por sobrepeso y por obesidad.

¿Qué es la obesidad?

El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.

  • Se considera sobrepeso un IMC (Indice de Masa Corporal) mayor de 25
  • Se considera obesidad un IMC mayor de 30. Dentro de esto hay categorías:
      • Obesidad de grado I (moderada): IMC de 30 a 34.9.
      • Obesidad de grado II (severa): IMC de 35 a 39.9.
      • Obesidad de grado III (mórbida o extrema): IMC de 40 o más.

El índice de masa corporal (IMC) es un indicador simple de la relación entre el peso y la talla. Se calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el cuadrado de su talla en metros (kg/m2). 

La utilización del IMC como único parámetro es muy reduccionista, pues no distingue entre masa muscular y grasa, ni tiene en cuenta la distribución de grasa en el cuerpo. Un culturista, por ejemplo, puede tener un IMC de más de 30 ..pero muy poca grasa corporal y mucho músculo.

Algunos investigadores argumentan que otras medidas, como la circunferencia de la cintura o la relación cintura-cadera, podrían ser indicadores más precisos de la salud metabólica.

¿La obesidad es una enfermedad?:

En este punto no hay consenso. Algunas entidades definen la obesidad como una enfermedad crónica, y otras como un factor de riesgo. 

Por ejemplo:

  1. Organización Mundial de la Salud (OMS): La OMS define la obesidad como “una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud”. La obesidad se identifica mediante el cálculo del índice de masa corporal (IMC), y se considera obesidad cuando este índice es igual o superior a 30.

  2. Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH): Los NIH definen la obesidad como “un exceso de grasa corporal que es lo suficientemente grande como para aumentar el riesgo de enfermedad”. Según los NIH, un individuo es considerado obeso si tiene un IMC de 30 o más.

  3. Asociación Americana de Medicina (AMA):  La AMA reconoció oficialmente la obesidad como una enfermedad crónica “que requiere una serie de intervenciones médicas para avanzar en la prevención y el tratamiento”. Esta decisión reflejó un cambio en la forma en que la obesidad se percibe y se trata en la comunidad médica.

  4. Asociación Americana del Corazón (AHA): La AHA reconoce la obesidad como una enfermedad crónica y una de las principales causas prevenibles de muerte. 

En España, por su parte:

  1. Ministerio de Sanidad de España: En la publicación  “Estrategia para el Abordaje de la Cronicidad en el Sistema Nacional de Salud”, el Ministerio de Sanidad reconoce a la obesidad como un “determinante para la salud”.  Es decir, un factor de riesgo: junto con el tabaquismo, beber alcohol, y el sedentarismo, que tienen un impacto negativo en la salud y la calidad de vida de los individuos y contribuyen a un gran número de enfermedades crónicas. 

  2.  Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO): La SEEDO define la obesidad como “una enfermedad crónica, multifactorial y de alta prevalencia, que se caracteriza por un exceso de grasa corporal suficientemente importante como para que produzca consecuencias para la salud”.

  3. Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN): Según la SEEN, la obesidad se define como “una enfermedad crónica, compleja y multifactorial, que se puede prevenir y tratar, y que se caracteriza por la acumulación excesiva de grasa corporal y un aumento del peso corporal”.

Si bien no existe una unanimidad a la hora de catalogarla como enfermedad o factor de riesgo, estas definiciones subrayan la comprensión médica de la obesidad como una condición de salud problemática y compleja, que afecta a la calidad de vida. 

Tipos de obesidad:

Hay muchos tipos de obesidad. Hay personas que tienen sobrepeso desde su infancia, otras en periodos puntuales de su vida, otras en momentos de cambios hormonales… y no todos los que padecen obesidad tienen sobrepeso (si, has leído bien, ahora lo explico).

Cada persona tiene un conjunto único de genes, metabolismo y circunstancias de vida. 

Si entendemos obesidad como un trastorno metabólico, este no siempre está relacionado a un IMC alto.  

Existe lo que se denomina “obesidad metabólicamente saludable”, y también la “obesidad delgada” o “síndrome metabólico de peso normal”.

La "obesidad metabólicamente saludable"

La “obesidad metabólicamente saludable” es un término que se utiliza para describir a las personas que, aunque tienen un índice de masa corporal (IMC) en el rango de la obesidad, no presentan las comorbilidades metabólicas típicamente asociadas a la obesidad. 

Es decir, no muestran signos de resistencia a la insulina, hipertensión, niveles anormales de colesterol o triglicéridos, o inflamación crónica, que son condiciones comúnmente relacionadas con la obesidad.

Este fenómeno pone de manifiesto que el impacto de la obesidad en la salud puede variar considerablemente entre las personas. 

Aquí hay algunas observaciones importantes sobre la obesidad metabólicamente saludable:

  1. Es una condición dinámica: El estado de salud metabólica puede cambiar con el tiempo. Algunas investigaciones sugieren que las personas con obesidad metabólicamente saludable pueden tener un mayor riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas y cardiovasculares en el futuro, en comparación con las personas de peso normal.
  2. Variabilidad individual: La obesidad metabólicamente saludable puede estar influenciada por una variedad de factores, incluyendo la genética, la dieta, el nivel de actividad física (muy importante, suelen ser personas activas), la distribución de la grasa corporal, y otros factores aún desconocidos.
  3. Importancia del estilo de vida saludable: Las personas con obesidad metabólicamente saludable pueden beneficiarse de un estilo de vida saludable, incluyendo una alimentación equilibrada y actividad física regular, para mantener su salud metabólica y reducir el riesgo de enfermedades futuras.
  4. Controversia científica: Existe un debate en curso en la comunidad científica sobre la definición, la prevalencia, las causas y las implicaciones a largo plazo de la obesidad metabólicamente saludable. Algunos argumentan que la obesidad siempre debe ser considerada un estado de salud de riesgo o una patología crónica, independientemente del perfil metabólico actual. La verdad es que no sabemos en la actualidad donde está la frontera y en qué momento la salud metabólica puede empeorar.

Aunque es posible que una persona obesa no tenga actualmente problemas de salud evidentes, es importante reconocer que la obesidad puede aumentar el riesgo de desarrollar problemas de salud en el futuro. 

También es relevante señalar que estos perfiles son minoritarios en lo que se refiere a la población con obesidad: la mayoría de las personas con obesidad sí presentan problemas de salud asociados y un síndrome metabólico. 

La obesidad a largo plazo, además, está asociada con un mayor riesgo de numerosas afecciones de salud, incluyendo enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, algunos tipos de cáncer, apnea del sueño, enfermedades del hígado, entre otras. Además, puede poner una tensión adicional en el cuerpo que puede llevar a problemas en las articulaciones y dificultades en la movilidad.

Así que, en general, aunque la obesidad metabólicamente saludable puede parecer menos peligrosa en el corto plazo, tiene altas probabilidades de conllevar riesgos para la salud a largo plazo; y hay que planteársela como un factor de riesgo importante. 

Por otro lado, hay que señalar que también hay personas con problemas metabólicos dentro de lo que llamamos “normopeso”:

La "obesidad delgada":

El término médico para las personas que son de peso normal pero tienen problemas metabólicos a menudo asociados con la obesidad es “obesidad de tipo normal” o “obesidad metabólicamente no saludable de peso normal”. Esta condición también se conoce como “obesidad delgada” o “síndrome metabólico de peso normal”.

 

Las personas con este síndrome tienen un peso normal según el índice de masa corporal (IMC), pero tienen un alto porcentaje de grasa corporal en comparación con la masa muscular. Esta grasa a menudo se distribuye alrededor de la zona abdominal, una condición conocida como obesidad central o abdominal, que está vinculada a un mayor riesgo de enfermedades metabólicas y cardiovasculares.

Además, las personas con obesidad delgada pueden tener resistencia a la insulina, presión arterial alta, niveles altos de triglicéridos, niveles bajos de colesterol HDL (“bueno”) y un estado inflamatorio crónico de bajo grado, todos signos de problemas metabólicos. A pesar de tener un peso normal, estas personas pueden estar en un riesgo aumentado de desarrollar enfermedades como diabetes tipo 2, enfermedad del corazón y otras enfermedades relacionadas con el síndrome metabólico.

Esto resalta la necesidad de un enfoque más completo y matizado para evaluar la salud de una persona, que podría incluir medidas como la circunferencia de la cintura, el perfil lipídico, la presión arterial y los niveles de glucosa en sangre, además del IMC.

Es crucial recordar que cada persona es un individuo único con su propia genética, metabolismo, antecedentes de salud, y que la “salud” no tiene un solo aspecto o tamaño. 

Una persona normopeso puede tener problemas metabólicos y de salud y otra con  sobrepeso estar saludable: no hay que asumir que sobrepeso siempre sea igual a no saludable. 

La atención sanitaria ideal debería ser personalizada y adaptada a esta realidad. 

Los "remedios" que forman parte del problema

Otro aspecto a tener en cuenta cuando hablamos de obesidad es la desinformación general a nivel nutricional, y toda la industria y el humo detrás de la “pérdida de peso” que acaba formando parte del problema: 

  • Dietas “milagro”, batidos y métodos revolucionarios para adelgazar rápido y fácil (y de manera poco saludable, pues acabamos fastidiando nuestro metabolismo y provocando efectos yo-yo)
  • Dietas muy rígidas basadas en una restricción calórica extrema y en demonizar determinados macronutrientes…  que pueden desembocar en TCAs o generar también efectos rebote..
  • Protocolos estandarizados para todo el mundo sin mirar cada caso particular…
  • La famosa idea de hacer cada año la “operación bikini”
  • Centrarse solamente en bajar de peso y en entrar en una talla: en lugar de en un cuerpo sano y funcional. Hay cuerpos “Fit” que se ven muy bien en las fotos.. pero no son sanos. Por ejemplo en mujeres mantener un IMC tan bajo (por debajo del 10%) como para que se vean los abdominales muy marcados no es sostenible a largo plazo y puede ser problemático.

Todo ello forma parte del problema.. y no voy a extenderme en esto aquí. 

Simplemente, señalar la importancia de promover un enfoque equilibrado y sostenible de la alimentación y el ejercicio, incluyendo también aspectos de salud mental,  y no centrarse en un único parámetro: el peso. 

Dos cuerpos con el mismo peso pueden ser muy diferentes en su ratio grasa/músculo:

En esta foto la persona tiene el mismo peso: unos 80kg.

¿Que es eso de la "Cultura de la dieta"? ¿Por qué es perjudicial?

 

Cuando dentro de este contexto Body Positive se hace referencia a la “Cultura de la dieta” se refiere a la norma social y cultural predominante que valora la delgadez y promueve la dieta y el ejercicio para lograr y mantener un cuerpo delgado. Haciendo más hincapié en lo estético que en la salud.

  Normalmente, esta mentalidad de “la dieta”,  gira alrededor de pautas de alimentación muy restrictivas o “milagro” que consisten en bajar mucho peso en poco tiempo (unas semanas o unos meses) hasta llegar al peso deseado.. es a esto a lo que se hace referencia, al culto a la delgadez, a tomar la talla o peso como única referencia, y a planes nutricionales muy restrictivos que se aplican a corto plazo. 

Para conseguir perder grasa y mejorar la constitución corporal es necesario un déficit calórico y fortalecer la musculatura. Sí: un plan nutricional y ejercicio.

Pero para conseguir ese déficit no es bueno recurrir a “dietas milagro”, a dietas puntuales,  u “operaciones bikini”… han de ser cambios paulatinos, adaptados a la persona, y sostenibles en el tiempo.

Hoy se sabe que los enfoques nutricionales flexibles y personalizados son los más efectivos a largo plazo.

La idea es nutrirnos de manera saludable e incorporar la actividad física como parte de nuestro día a día, para siempre, para llevar un estilo de vida saludable: y no hacer “sprints” puntuales para bajar de peso cada ciertos meses y caer en una dinámica de control/descontrol.

El problema son las dinámicas control/descontrol que se generan... a eso es a lo que se hace referencia también al hablar del perjuicio de la “cultura de las dietas”.  Está demostrado que este tipo de prácticas nos desregulan a nivel hormonal, favorecen TCAs, efectos rebote, y empeoran las cosas a largo plazo.

Cuando perdemos grasa, lo más difícil no es perderla: es mantener la nueva constitución corporal. Para eso hay que plantear cambios nutricionales permanentes y sostenibles en el tiempo, no puntuales. 

También hay que plantear este proceso a nivel de mentalidad como un acto de autocuidado, de amor propio, como algo gratificante, incluso divertido… si lo vemos como un “castigo” hacia nuestro cuerpo o hacia nosotros por los “excesos cometidos”  no va a ser posible mantenerlo a largo plazo.

Es importante también trabajar a nivel social el tema de los cánones de belleza: lo importante es tener un cuerpo sano y funcional… y no la talla XS.

En esta lucha contra la veneración de la delgadez, el movimiento Body Positive es muy útil y hace mucha falta.

El problema de culpar a la persona por su condición.

Esto es algo que no solamente pasa con la obesidad.

En mi campo lo veo constantemente  en casos de depresión, de ansiedad… etc.

El entorno de la persona le culpa y le tilda de “no querer cambiar su condición”, de no responsabilizarse, de “hacerse las víctimas”..

 “Si no cambia es porque no quiere”, “..si le pusiera un poco de fuerza de voluntad..” 

Se escuchan consejos tan “bienintencionados” como absurdos : 

  • Un “no te preocupes”, o “relájate” a quien padece ansiedad.
  • Un “anímate” o “ponte a hacer cosas” a quien padece depresión.
  • Un “has de comer menos y moverte más” a quien padece obesidad.

 ¡Ais! No. Si fuera tan fácil no existirían estos problemas!

No es así como funciona. 

Muchas veces querer no es poder.

 

La obesidad es una condición compleja y multifactorial, y reducirla simplemente a una “falta de fuerza de voluntad” es una simplificación excesiva y errónea. 

..y contraproducente.

En realidad, una amplia gama de factores, incluyendo genéticos, biológicos, psicológicos, sociales y ambientales, contribuyen al desarrollo de la obesidad.

  • Factores genéticos y biológicos: La genética desempeña un papel significativo en la determinación de la predisposición de una persona a la obesidad. Algunas personas heredan genes que afectan la cantidad y distribución de la grasa corporal, el metabolismo, la sensación de hambre y saciedad, y la forma en que el cuerpo convierte los alimentos en energía. Además, la biología puede hacer que algunas personas ganen peso más fácilmente que otras. Por ejemplo, algunas personas pueden tener un metabolismo más lento, lo que significa que queman menos calorías en reposo.
  • Factores psicológicos: El estrés, la ansiedad y otros problemas de salud mental pueden contribuir a la obesidad, tanto a su desarrollo como mantenimiento, al hacer que las personas recurran a la comida para aliviar el malestar emocional. Se pueden dar patrones adictivos con respecto a la comida. Además, algunas personas pueden tener trastornos alimentarios que conducen a la obesidad, como el trastorno por atracón.
  • Factores sociales y ambientales: La obesidad también está fuertemente influenciada por el entorno de una persona. Vivir en una zona donde es difícil encontrar alimentos frescos y nutritivos, o en una zona donde no es seguro o fácil hacer ejercicio, puede aumentar el riesgo de obesidad. Además, estar rodeado de publicidad de alimentos poco saludables y tener amigos o familiares que tienen hábitos alimentarios poco saludables puede influir en las opciones alimentarias de una persona.

Es importante reconocer que la obesidad se debe a múltiples causas, y no es el resultado de “ser perezoso” y “comer demasiado” o “no hacer suficiente ejercicio”.

No es una cuestión que se pueda reducir a falta de fuerza de voluntad. Muchas personas con obesidad se esfuerzan activamente en perder peso, pero se enfrentan a problemas complejos, como por ejemplo cuando hay un problema de adicción a la comida que no saben cómo resolver y que arrastran desde hace mucho tiempo. 

La comprensión y el apoyo son esenciales para ayudar a las personas.

 También es importante promover un enfoque multidisciplinar en el abordaje de estos problemas.

 

Pero ¿qué pasa si alguien obeso dice estar bien como está, no lo considera un problema y no quiere cambiar su condición?

Personalmente, creo que hay que respetar esa decisión.

No podemos obligar a nadie a nada.

Los profesionales de la salud hemos de informar, concienciar, promover la salud, recomendar, pero no podemos coaccionar a nadie a que haga nada. 

Es importante informar a alguien de su condición, de sus opciones de tratamiento si hay un problema, o de los riesgos… lo demás depende de la persona.

Tampoco podemos obligar a nadie a que vaya a terapia, a que se trate una adicción, o a que siga un tratamiento si no quiere.  Mientras no se perjudique o dañe a otra persona, cada uno es libre de vivir como quiera y de hacer con su cuerpo lo que quiera.

Es un tema complicado, sobre todo si se trata de un ser querido y hay algún problema de salud, o merma en la calidad o esperanza de vida. 

Si estás en esta situación, preocupado por alguien cercano (por el motivo que sea), te puedo sugerir tener en cuenta a la hora de expresarlo:

  • Evita sermonear o regañar, no suele ser útil y más que nada provocará que la otra persona se cierre y se sienta mal. (o un enfrentamiento directo). Evita el “tú lo que tienes que hacer es…”  Juzgar la conducta del otro, o su cuerpo, solamente creará sufrimiento para ambas partes. 
  • Si manifiestas tu preocupación, hazlo desde tus sentimientos, y desde lo que observas de manera objetiva (sin juzgar), por ejemplo: “últimamente veo que te falta el aire cuando subes las escaleras, y me preocupa que el tabaco te esté afectando a la salud, siento miedo porque pienso que tu calidad de vida poco a poco puede ir a peor, y no quiero perderte”
  • Pregunta, escucha, deja que el otro se exprese: genera un clima de confianza, de complicidad, y sobre todo escucha al otro. Pregunta su opinión, sus sentimientos, conoce su contexto..
  • Haz grande “lo bueno”: fortalece el vínculo de amistad o familiar, promueve actividades saludables, divertidas, temas de conversación diversos, etc. Valida lo bueno de esa persona, sus virtudes, fortalezas, hazle notar todos los aspectos positivos, admirables y buenos que ves en él o ella.
  • Evita sobreinmplicarte: intentar resolverle tú las cosas solamente hará que te quemes, e infantiliza al otro. Podemos caer en lo que comento en este otro artículo. Mejor ayudar o aconsejar si nos lo piden, y sin sobreresponsabilizarnos. Live and let live.
  • Tampoco minimices, o niegues la realidad: evitemos la situación del elefante en la habitación del que nadie habla. Si te callas una preocupación, o hablas de ello solamente con otras personas a espaldas de tu ser querido… esa piedra te irá pesando más y más en el pecho.
Evidentemente, cada situación, cada caso, puede ser muy diferente dependiendo de las circunstancias. Lo más recomendable es tocar el tema expresando lo que a ti te preocupa y lo que sientes con asertividad, tacto, y respeto. 

Por otro lado, si tu ser querido está bien así, es feliz, y no se plantea que algo sea un problema o no desea un cambio, hay que respetar su decisión, aunque no la compartas e incluso aunque te duela.

Cada uno de nosotros es libre de tomar sus elecciones de vida y vivirla a su manera, mis elecciones y valores no tienen por qué coincidir con las expectativas y valores de mis seres queridos. Lo importante es que cada uno disfrute de su viaje a su manera.

 

Estoy hablando en todo momento de situaciones con alguien muy cercano y a quien quieres. Se sobreentiende que con personas que no conoces, o no tienes una relación cercana, no tienes ni por qué darle tu opinión 😉 

 

Entonces... ¿El activismo body positive blanquea la obesidad, Sí o No?

Vamos al quid de la cuestión:

En cuanto al activismo Body Positive, algunas críticas sugieren que este movimiento podría minimizar o “blanquear” la obesidad al no abordar los riesgos para la salud asociados con el sobrepeso y la obesidad. 

Recordemos que el objetivo principal es promover la aceptación de todos los tipos de cuerpos y luchar contra el estigma y la discriminación basados en el tamaño y la forma del cuerpo. 

Existen cuerpos funcionales y atractivos en todas las tallas.

Puedes ser atractivo y sexy en cualquier cuerpo.

Esto no tiene nada que ver con romantizar la obesidad o  promoverla. Ni con victimizarse y culpar a la sociedad o a otros de todos los males. Eso no es activismo anti gordofobia.

El buen activismo body positive y antigordofobia ha de promover también la salud. No está reñido con la buena nutrición, la actividad física y los buenos hábitos.

¿Hay quienes lo enfocan mal? Claro. Hay algunos activistas que lo enfocan mal, y otros bien. 

También hay muchos psicólogos, nutricionistas, o profesionales del deporte que promueven enfoques o ideas que son perjudiciales o directamente “humo”… hay de todo ahí fuera.

Pero dejemos claro que la obesidad es un problema.

Un problema importante.

La estigmatización de la obesidad también es un problema.

Luchar contra la discriminación y promover la aceptación corporal no está reñido con promover la salud. Con responsabilizarse y trabajar la mejora personal desde lo que está en nuestra área de influencia.

La aceptación del cuerpo puede ser un componente importante para mejorar la salud mental y emocional, lo que a su vez puede facilitar la implementación de hábitos de autocuidado y cultivar una vida saludable. 

En este sentido, una visión inclusiva y respetuosa del cuerpo no es incompatible con la promoción de la salud. Repito.

Por otro lado, creo que el “quid” de la cuestión en este tema está en la mala interpretación que se suele hacer por norma general del concepto de aceptación.

Revisemos el concepto de aceptación:

¿De qué hablamos cuando hablamos de aceptación corporal? 

¿De resignarnos al cuerpo que tengamos y no hacer nada de lo que esté en nuestra mano por mejorarlo?

No. No es eso.

La aceptación es un concepto central en muchas filosofías y corrientes de psicología, como la terapia cognitivo-conductual, o las terapias contextuales.

En su esencia, la aceptación se refiere a la habilidad de vivir plenamente el presente, de abrazar lo que está sucediendo en el aquí y ahora, y de reconocer y permitir nuestras experiencias internas —como pensamientos, emociones y sensaciones— sin juzgarlas, resistirlas o intentar controlarlas.

La aceptación no significa resignación ni complacencia, ni implica que debamos abandonar nuestros deseos o esfuerzos por crecer, mejorar o cambiar las circunstancias que nos causan sufrimiento. De hecho, la aceptación es un paso crucial para el cambio positivo.

Por ejemplo, si una persona está lidiando con la ansiedad, la aceptación no significa que deba resignarse a vivir con ansiedad para siempre.

En cambio, significa que esa persona reconoce y permite su experiencia de ansiedad en el momento presente, en lugar de intentar evitarla o controlarla. Esta aceptación puede reducir la lucha interna y el sufrimiento adicional que a menudo acompaña a la resistencia, y puede permitirle a la persona dirigir su energía y atención hacia acciones que pueden ayudar a manejar la ansiedad de manera efectiva, como las técnicas de relajación, la terapia o los cambios en el estilo de vida.

Del mismo modo, la aceptación del cuerpo no significa que debamos resignarnos a no cuidar de nuestra salud o a no esforzarnos por sentirnos más cómodos y fuertes en nuestro cuerpo.

Más bien, significa reconocer y respetar nuestro cuerpo tal como es en este momento, sin juzgarlo ni criticarlo.

Esta aceptación puede liberarnos de la lucha por alcanzar ideales corporales inalcanzables o insalubres, y puede permitirnos centrarnos en cuidar de nuestro cuerpo de manera que reflejen el amor y el respeto por nosotros mismos.

Rechazar nuestro propio cuerpo, odiarlo, no querer verlo… nos lleva a desconectarnos por completo de él, a castigarlo, y esto se convierte en un problema muy grave y una gran fuente de sufrimiento.

Cuando rechazamos nuestro cuerpo podemos enredarnos en complejos que se apoderan de nuestra vida y nos limitan: no arreglarnos, no mimarnos, no cuidarnos.. por creer que no nos lo merecemos.  Se sufre muchísimo cuando estás en ese punto.

Puedes cuidar tu cuerpo desde el cariño y la amabilidad, sin castigarlo, sin “darte con el látigo”.

Cuando aceptamos nuestro cuerpo, volvemos a conectar con él, podemos enfocarnos en las acciones y comportamientos que realmente promueven nuestra salud y bienestar, dejamos de estar en guerra contra nosotros mismos. 

Además, la aceptación corporal puede protegernos de los daños que pueden resultar de intentar cambiar nuestro cuerpo de maneras insalubres o insostenibles, como las dietas yo-yo, los trastornos alimentarios y el ejercicio excesivo a modo de “castigo”.

En lugar de castigarnos por no cumplir con ciertos ideales, podemos cuidarnos y apoyarnos en nuestro camino hacia la salud y el bienestar.

La aceptación del cuerpo y el cuidado de la salud no son excluyentes, sino que pueden y deben ir de la mano.

Reconocer y respetar la diversidad de los cuerpos humanos puede ayudarnos a todos a cuidar de nosotros mismos de una manera que refleje el amor y el respeto por nosotros mismos y por otros.

Aquí entra mi tema favorito:

La autocompasión.

La aceptación favorece además otro aspecto fundamental: la amabilidad hacia nosotros mismos o autocompasión

Lo que cultiva el Body Positive es la amabilidad hacia nosotros mismos, y esto no está reñido con la mejora personal.

Tratarnos con amabilidad se ha demostrado mucho más eficiente para lograr mejoras en nuestra vida que tratarnos con severidad.

La severidad nos mueve a través del miedo, de la culpa.. la amabilidad y autocompasión lo hace a través del amor.

La autocompasión nada tiene que ver con “sentir pena” por nosotros mismos, sino que significa empatizar con nuestro dolor y tratarnos con amabilidad frente a él.

Tratarnos a nosotros mismos con honestidad, amabilidad y compasión, de hecho potencia la mejora personal. La investigación ha demostrado que el autocuidado y la autocompasión pueden ser impulsores muy efectivos del crecimiento personal y el cambio positivo.

A menudo, tendemos a pensar que necesitamos ser duros con nosotros mismos para motivarnos a cambiar o mejorar. Sin embargo, este tipo de autocrítica severa puede tener el efecto contrario: puede causar estrés, ansiedad y conflictos internos, lo cual puede obstaculizar nuestro progreso y bienestar en lugar de mejorarlos. 

Puedes ser autoexigente, y con afán de superación, sin necesidad de ser un sargento y de machacarte … puedes serlo desde el cariño hacia ti mismo: con unas expectativas realistas y ajustadas, una autocrítica constructiva, y un diálogo interno amable y motivador, desde el cariño.

Tratarnos a nosotros mismos con amabilidad y comprensión cuando cometemos errores o enfrentamos desafíos puede ayudarnos a aprender y crecer de manera más efectiva.

La autocompasión nos permite reconocer que todos somos humanos y que todos cometemos errores, lo cual puede ayudarnos a mantener una perspectiva más equilibrada y a evitar el perfeccionismo dañino.

  • Tratarse a uno mismo con cariño implica hablarnos como lo haríamos a un buen amigo que está pasando por una situación difícil.
  • Implica darnos el espacio para sentir nuestras emociones y cuidar de nuestras necesidades sin juicio o crítica.

Este enfoque amable y compasivo puede ser especialmente útil cuando se trata de la mejora personal.

Por ejemplo, si estás tratando de adoptar un hábito de ejercicio más regular, en lugar de criticarte duramente por saltarte una sesión de entrenamiento, podrías recordarte a ti mismo que todos tienen días en los que se sienten cansados o desmotivados, y que esto no refleja tu valía o capacidad global.

La autocompasión también puede permitirte explorar las razones subyacentes de por qué puedes estar luchando con un cambio particular y buscar soluciones que sean amables y sostenibles para ti. 

En lugar de castigarte por no cumplir con un ideal, de compararte, de desacreditarte, te motiva a cuidar de ti mismo y a trabajar hacia tus metas de una manera que te haga sentir bien y apoyado.

El trato amable hacia nosotros mismos es un componente esencial de la mejora personal. (ya lo dije, pero lo repito.)

No solamente nos permite mantener una relación saludable con nosotros mismos, sino que también nos proporciona la fuerza y la resiliencia para crecer y cambiar de manera efectiva.

Conclusión:

En conclusión, tanto el activismo contra la gordofobia como el movimiento Body Positive son esfuerzos enérgicos para cambiar las narrativas y actitudes predominantes hacia la diversidad corporal y promover la aceptación de todos los cuerpos, independientemente de su tamaño, forma o capacidad. 

En su raíz, estos movimientos no están destinados a “blanquear” la obesidad, promoverla, victimizarse, o resignarse a condiciones de salud no deseadas. 

En cambio, su objetivo principal es desafiar y desmantelar los prejuicios y la discriminación que las personas de mayor tamaño a menudo enfrentan en una sociedad que valora enormemente los ideales corporales.

El mensaje central de estos movimientos es que todas las personas, sin importar su peso o tamaño corporal, merecen ser tratadas con dignidad, respeto y justicia.

Promueve la autoaceptación y la autocompasión, para acompañarnos en un camino de mejora desde el cariño.

Este mensaje está en consonancia con una creciente comprensión en la medicina y la psicología de que la salud no se puede juzgar por un solo parámetro, y de que el estigma y la discriminación pueden ser perjudiciales para la salud física y mental de las personas.

En definitiva, el activismo contra la gordofobia y el movimiento Body Positive invitan a una reflexión más amplia y profunda sobre nuestra relación con nuestros cuerpos, la salud y los ideales culturales de belleza. 

Nos retan a reconsiderar la forma en que pensamos, hablamos y actuamos en relación con el tamaño corporal, y nos recuerdan que la aceptación y el respeto por la diversidad corporal es un asunto de derechos humanos. 

El movimiento body positive no está reñido con la promoción de la salud, y con luchar contra el problema de la obesidad a nivel social.

Aceptar y respetar nuestro cuerpo no significa resignarnos, abandonarnos o no cuidarnos, sino todo lo contrario: es una poderosa forma de autoafirmación, autocuidado y resistencia en un mundo que a menudo nos dice que no somos suficientes tal y como somos.

 

Si te interesa profundizar en el tema, aquí te dejo algunos artículos y páginas de interés:

Obesity in adults: a clinical practice guideline: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7828878/

The role of weight stigma in parental weight talk: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31140759/

Long-term metabolic risk for the metabolically healthy overweight/obese phenotype: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/29064474/

A systematic literature review: What is the current stance towards weight stigmatization in social media platforms?: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1071581919301314

Correlates of weight stigma in adults with overweight and obesity: A systematic literature review: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26260279/

El estigma de la obesidad y su impacto en la salud: una revisión narrativa: https://www.elsevier.es/es-revista-endocrinologia-diabetes-nutricion-13-pdf-S2530016422000301

Impact of weight bias and stigma on quality of care and outcomes for patients with obesity: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4381543/

Gordofobia: una deuda en el campo de la psicología https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=8229543

ASDAH (página de la asociación por la diversidad de tallas y la salud) https://asdah.org/

Abordaje clínico integral SEEN de la obesidad en la edad adulta  https://www.seen.es/ModulGEX/workspace/publico/modulos/web/docs/apartados/993/110620_083626_7246364497.pdf

El estigma de la Obesidad (Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición) 

https://www.seen.es/portal/informacion-sobre-enfermedades/obesidad/estigma-obesidad/

2 comentarios en “¿ El movimiento Body Positive “blanquea” la obesidad?”

  1. Gracias por enseñar a mi por ser comprensiva. Y tener una visión más amplia empatizar, muy agradecida por toda la información.

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